El niño romano también tenía asignado un ropaje diferencial que no cambiaba de aspecto hasta que no alcanzaba la edad adulta (16-17 años), momento en el que se celebraba su paso a la madurez cambiando los ropajes infantiles por el uso de la toga viril. Este acto festivo consagrado a la Diosa Juventus, era muy importante por varias razones, la primera porque el pequeño ciudadano pasaba a ser considerado adulto socialmente, el segundo porque su nuevo estatus le permitía decidir si optaba por una carrera política o militar.
Esta forma de clasificación en la vestimenta permitía que cualquier hombre, mujer o niño que pasara por la calle pudiera establecer a simple vista si una persona era ciudadano libre o esclavo, si ocupaba cargo público y si era mayor de 16 años.
Los niños romanos patricios hasta la edad adulta vestían una modalidad de la toga praetexta (blanca con franja de color) mientras que los niños esclavos portaban una túnica corta que facilitara sus quehaceres diarios. En el caso femenino sería similar ya que en la infancia de una niña patricia se hacía uso de la toga infantil femenina que cambiaba por ropajes adultos cuando ésta se casaba (aproximadamente a los 16-17 años).
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