Los romanos emplearon una gran variedad de tipos de calzado, desde botas y zapatos, hasta sandalias, según fuera su clase social. Las sandalias eran, sin lugar a dudas, un calzado cómodo, ideal para estar en casa.Pero estaba mal visto llevarlas en público. Los romanos celosos de las tradiciones nacionales consideraban que era un ejemplo de la corruptora influencia griega, un signo de informalidad (como hoy lo sería salir a la calle con pantuflas) o de pérdida de estatus, pues llevar descubierto el empeine se parecía mucho a ir descalzo, algo que era propio de los esclavos.
Un zapato elegante
El calzado por excelencia de los ciudadanos romanos fue el calceus (en plural, calcei). Parecido a un mocasín, estaba hecho de cuero, cubría todo el pie y la planta y se ataba con tiras de cuero en el tobillo o la pierna. Hay que tener en cuenta que los romanos no usaban calcetines ni medias, aunque las gentes humildes seguramente se resguardaban del frío con prendas de lino y de lana. Los calcei eran un calzado pesado y no demasiado cómodo, pero su uso era obligatorio, como el de la toga, para todo ciudadano que salía al exterior. En cambio, estaba totalmente prohibido llevar calcei a los esclavos.
(Foto sacada de Pixabay)
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